27.1.05

Chile: País de mercenarios

José Miguel Pizarro Ovalle
 Los abusos en la cárcel de Abu Ghraib, en Irak, y las torturas cometidas por soldados ingleses nos muestran que a veces ni siquiera quienes se rigen por el derecho humanitario respetan sus normas de honor militar. Qué quedará para los que lo hacen sólo por un sueldo

 Hace una semana se anunció por la prensa que el hijo de Mark Thatcher confesó en el tribunal de Ciudad del Cabo que financió un grupo de mercenarios para apoyar el financiamiento de un intento de golpe contra el Presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang. A cambio de permitir el ascenso del adversario del gobernante, Severo Moto, Thatcher recibiría garantías de acceso a las reservas de petróleo del país. 

 Es oportuno mencionar que Obiang es uno de los peores dictadores africanos de la actualidad, y se encuentra en la lista negra de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y de la ONG Amnistía Internacional, acusado de gobernar y enriquecerse con el petroleo a base de secuestros, torturas, encarcelamientos arbitrarios, juicios manipulados y asesinatos de personas activas en los partidos de la oposición, y, prácticamente, de cualquier sospechoso de disidencia. Obiang también vive protegido por una guardia pretoriana de soldados marroquíes y por sus guardaespaldas paramilitares, los ninjas, tan mercenarios como los financiados por Mark Thatcher. 

 Para asombro del lector, Chile no es ajeno a este fenómeno. José Miguel Pizarro Ovalle, ciudadano chilenonorteamericano, ex capitán de ejército que fue dado de baja por problemas mentales, que adquirió la nacionalidad norteamericana y que, según antecedentes fundados, cumpliria funciones como agente de la CIA, montó una empresa virtual, sin personalidad jurídica, denominada REDTACTICA, la que cuenta con página web (www.redtactica.cl). Esta singular empresa se dedicó al rubro de seleccionar, entrenar, y enviar a Irak, entre otros destinos, ex militares chilenos para realizar labores militares y de vigilancia en recintos militares y privados. Su campo de entrenamiento se encontraba en la V Región. Hace 6 meses, junto al Diputado Antonio Leal denunciamos ante los tribunales sus actividades. 

 Entre los antecedentes acompañados, destacaba la labor de 17 años del Relator especial de las Naciones Unidas sobre las actividades de los mercenarios, Enrique Bernales Ballesteros, quien concluye que la actividad de los mercenarios afecta los derechos humanos, la libre determinación de los pueblos, y la soberanía sobre los recursos naturales, a través de actividades ligadas al terrorismo, la tortura y el crimen organizado; así como la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios de 1989. 

 Los mercenarios son cuerpos no jerarquizados, que venden sus servicios al mejor postor, no sometidos al Código de Justicia Militar ni al Derecho Humanitario, sin cultura de honor militar, requeridos para los trabajos más sucios en el mundo de la guerra, violadores de derechos humanos básicos, y de los derechos a la libre determinación de los pueblos, serviles a intereses comerciales, coloniales, imperialistas, y hostiles. Los mercenarios de Chile, en su mayoría militares en retiro, alegan que van al exterior para ejercer labores de "seguridad". Habrá que ver cuán respetuosos son de los derechos humanos si los tienta una oferta irrechazable. 

 Es de esperar que estos hechos nos hagan percatar de que la globalización económica, y uno de sus productos más terribles, como es la guerra por los recursos naturales, no puede convertirnos en surtidores de muerte, exportadores de posibles violadores de derechos humanos, replicando en el extranjero lo que nunca debió ocurrir en Chile. Los abusos en la cárcel de Abu Ghraib, en Irak, y las torturas cometidas por soldados ingleses nos muestran que a veces ni siquiera quienes se rigen por el derecho humanitario respetan sus normas de honor militar. Qué quedará para los que lo hacen sólo por un sueldo. 

✒ Alejandro Navarro Brain* | El Mostrador (Chile)  | Jueves 27 de enero de 2005.

Diputado del Partido Socialista por la Octava Región.