17.4.14

La otra parte de la verdad de la noche de los lápices

  Durante los años 80´, al igual que en la actualidad, la abominable gestión alfonsinista estuvo intoxicada de una deletérea promoción o subvención estatal de “arte” setentista, así como también de una publicidad vengativa del mismo corte ideológico. La propaganda del régimen y su filosofía armonizaban a la perfección (hasta el más inocente spot televisivo portaba ideologismos recalcitrantes), y el plano cinematográfico aprovechó el “boom cultural” de la época, en donde los filmes se sucedían con las acentuadas tendencias indicadas. Pero si de películas emblemáticas se trata, va de suyo que la película por excelencia ha sido “La Noche de los Lápices”.
   El promocionado filme contaba la historia (se supone que verídica) de un grupo de simpáticos jovenzuelos que bregaban por una inocente y enternecedora rebaja en el boleto estudiantil y sus picardías más atrevidas eran cantar canciones de Sui Géneris y soñar con un mundo más justo, igualitario, solidario, etc. Luego, unos militares feos y malos se enojaron porque sí, los maltrataron por “pensar distinto”, los ultrajaron por “tener un corazón altruista”, encarcelaron por “tener sensibilidad social” y los mataron por placer; punto.
   La película tiene como basamento el libro “La Noche de los Lápices” escrito por M. Seoane y H. R. Núñez que a su vez se basa en el relato de Pablo Díaz, quien presumía ser el único sobreviviente de un grupo de 6 estudiantes.
El libro citado fue terminado el 07 de junio de 1986, 9 años y 10 meses después de los presuntos hechos. Lo allí narrado fue la base que se tomó para producir la difundidísima película homónima.
   El staff del film estaba conformado por varios actores que luego integraron el elenco del culebrón vespertino “Clave de Sol”. Como no somos críticos de cine (no por eso dejamos de tener buen gusto a la hora de elegir una película), no analizaremos la calidad del mismo ni nos interesa, simplemente cometeremos la riesgosísima osadía de dudar o relativizar la veracidad de la versión dada, atendiendo (entre otras cosas) al lastimoso perfil del personaje central del filme en la vida real, Pablo Díaz.
   En efecto, al parecer ni Pablo Díaz era un ingenuo muchacho de barrio, ni fue el único sobreviviente, ni tampoco luchaban por el boleto estudiantil (esto era una pantalla), sino para llevar adelante la revolución bolchevique.
   Finalizando los años ochenta, siendo ya no tan joven e irreflexivo, Pablo Alejandro Díaz hizo conocer su filiación al grupo terrorista MTP (Movimiento Todos por la Patria), prolongación del ERP comandado por Enrique Gorriarán Merlo, que en 1989 asesinara a diez soldados e hiriera y mutilara a otros sesenta durante el ataque terrorista al Regimiento 3 de Infantería Mecanizado, “General Belgrano”, en La Tablada.
   Pero esta militancia en grupos extremistas no es una actitud novedosa en Díaz, ya que en sus años mozos (cuando protagonizó los hechos que le dieron cárcel primero y celebridad después), “él ya militaba en el “Frente Estudiantil” de la subversión de la JG (Juventud Guevarista), rama que englobaba activistas del PRT-ERP inscriptos en institutos educacionales, de donde se extrajeron primordialmente renovadas camadas terroristas. Fue en esa militancia castro-guevarista (es decir marxista-leninista) nunca desmentida y ahora reafirmada por el propio interesado, que el casi veinteañero Díaz (un poco grande para estudiante secundario) resultó detenido entre 1976 y 1980”.
   A pesar de que la película de marras presenta a Díaz y sus camaradas como idealistas inofensivos, el prontuario real del protagonista parece desmentir la estereotipada versión que se quiso vender (y con mucho éxito) de los episodios pasados. La película no podría haber sido más ideologizada, ya que un militante confeso de grupos extremistas es presentado como un inofensivo “pícaro y bonachón” peticionante de rebajas de boletos estudiantiles. Esta versión fílmica no deja de ser coherente y concordante con las calificaciones que hace la propaganda oficial en el libro “Nunca Más” acerca de la muchachada de la época; el best seller califica a esta camada como “jóvenes idealistas” o “adolescentes sensibles”.
   En aquella época, la ciudad de La Plata (lugar en que se desarrollaron los hechos) era un verdadero caos. Hordas estudiantiles enroladas en la criminalidad subversiva cometían desórdenes incontrolables. Los terroristas, en los días previos y posteriores a lo que después se bautizó con el nombre conocido, asesinaron a 33 personas y otras 150 resultaron heridas. Al respecto, en el diario Página 12, el 15 de septiembre de 1998, se efectuó una nota reporteando a Emilce Moler, de 39 años, secuestrada en La Plata el 17 de septiembre por militar en la organización Montoneros a través de la UES. Allí se informa que ella y Gustavo Calloti (que también vive y que está radicado en Francia), conjuntamente con otra joven radicada en La Plata (y van cuatro los aparecidos) son hasta ese momento los sobrevivientes de la llamada “noche de los lápices”. En el reportaje decía Emilce Moler:
EM: “Teníamos un proyecto político, en relación con los desaparecidos de los secundarios de La Plata. No fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia”.
P12: ¿Por qué su nombre no se asocia con la noche de los lápices?
EM: “Pasé algo más de un año y medio en Devoto hasta que me dieron la libertad vigilada y me dijeron que me fuera de La Plata, debía ser muy peligrosa. Con mi familia decidimos irnos a Mar del Plata.”
P12: “La Noche de los Lápices” se asocia con el boleto estudiantil, pero Ud. habla de una lucha política más amplia.
EM: “No creo que a mí me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, además no secuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella. Detuvieron a un grupo que participaba en una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había a un proyecto político al fin”.
   Otro dato de extraordinaria relevancia y que termina contradiciendo contundentemente a la versión fílmica en cuestión, es el caso de María Claudia Falcone (mostrada como mártir en la película), ya que en nota efectuada a su hermano, transcripta en el libro “Montoneros, Soldados de Menem?, Soldados de Duhalde?” de Viviana Gorbatto, éste expresa:
“–Mi hermana no era una chica ingenua que peleaba por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida. Ni mi hermana ni yo militábamos por moda. Nuestra casa fue una escuela de lucha”.
–¿Tu hermana y vos eran montoneros convencidos?
–Sí. Nadie nos usó ni nadie nos pagó. No fuimos perejiles como dice la película de Héctor Olivera”. En el departamento donde cayó mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Plata. Mi hermana no cayó por el boleto secundario, sino por una patria justa, libre y soberana. La gente que tenía la conducción de un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenía práctica política y militar.”
   Visto y considerando que los propios protagonistas desacreditan categóricamente la veracidad del filme, vale recordar las posteriores declaraciones del ex Montonero Martín Caparrós, en declaraciones recientes en torno al asunto aquí tratado sostuvo que: “Creo que hubo una construcción inicial que fue esta idea de las víctimas impolutas. El desaparecido como víctima angelical que es la idea que sintetiza La noche de los lápices. La noche de los lápices es la mayor falacia que se ha producido en la historia argentina contemporánea. Falacia que se va a reproducir cuándo, ¿mañana, pasado?, ¿cuándo es el día de la noche de los lápices?…Pero La noche de los lápices es un mamarracho, quiero decir es como la quintaesencia de esta idea de ¡ay!, esos pobres chicos estudiantes secundarios que querían el boleto estudiantil, los agarraron los militares que eran tan malos y los mataron a todos. Esos chicos que querían el boleto estudiantil, además de querer el boleto estudiantil, eran militantes de unas organizaciones, unas agrupaciones que apoyaban a unas organizaciones que estaban a favor de la lucha armada y de todo eso”.
   ¿Hace falta seguir agregando datos para demostrar y confirmar como en este como en tantos episodios de la historia reciente la mentira oficial se impone por la fuerza de la repetición aforística y no de los hechos historiográficos y objetivamente comprobados?
(La nota es un fragmento del libro “La Otra Parte de la Verdad”, de Nicolás Márquez).

✒ | Nicolás Márquez. La Prensa Popular. Edición 274. Jueves 17 de Abril de 2014.

10.4.14

Bernardo Houssay, Primer Premio Nobel de Ciencia



 Bernardo Houssay, primer Premio Nobel científico de América Latina nació en 1887, en un hogar acomodado de origen francés. Paradigma de investigador y hombre de bien, enalteció a la Argentina con su sabiduría y su notable trayectoria

 El Dr. Bernardo Alberto Houssay nació en Buenos Aires el 10 de abril de 1887 en el seno de una típica familia de clase media. Fue hijo de Alberto Houssay, abogado nacido en Bayona el 17 de mayo de 1851 y Clara Lafont, cuyo domicilio, el mismo en el que vino al mundo, se hallaba ubicado sobre la calle Balcarce 168, a solo media cuadra de Plaza de Mayo. Su padre, el Dr. Houssay, había sido seminarista en Larressore, pero después de dejar sus estudios, se trasladó a la Argentina donde fue profesor de Francés en el Colegio Nacional graduándose en Derecho en 1877, un año antes de su matrimonio.
 Tras cursar sus estudios primarios en el barrio de Almagro, donde la familia se radicó, el pequeño Bernardo ingresó en el Colegio Británico que dirigía el profesor francés Francisco Martín donde, a los trece años de edad, se recibió de bachiller. Fue, lo que se dice, un niño prodigio.

Su carrera científica
 En 1901 Houssay ingresó en la Escuela de Farmacia de la Universidad de Buenos Aires, graduándose en 1904, con solo 17 años. Pero el muchacho sabía que estaba para más, por lo que decidió seguir la carrera de Medicina, para especializarse en fisiología, y graduarse en 1911. Su tesis doctoral “Estudios sobre la acción de los extractos hipofisarios: ensayos sobre la fisiología del lóbulo posterior de la hipófisis”, recibió la aprobación académica y el reconocimiento de sus profesores.

 Sus primeras experiencias las hizo en farmacias de la capital, una de ellas la del Hospital Francés y como estudiante, tras haber ganado en 1907 el concurso de ayudante para la cátedra de Fisiología, fue practicante y jefe de laboratorio en 1910 y profesor interino de Fisiología en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires en 1911. De esa cátedra fue nombrado titular y en 1915 fue designado jefe de Patología y Fisiología del Instituto Bacteriológico del Departamento Nacional de Higiene.

Notable investigador
 En el año 1917 Houssay decidió dejar a aun lado la Medicina para dedicarse exclusivamente a la investigación. De ese modo, retomando su tesis sobre la glándula hipófisis con la que obtuviera su diploma, perfeccionó sus conocimientos experimentando sobre ranas, ensayos que le permitieron determinar que la hipófisis era un órgano indispensable para la vida, pero que los animales, privados de ella, podían sobrevivir si recibían injertos.

 También trabajó con perros hasta que en 1919 fue llamado a cubrir la cátedra de Fisiología en la Facultad de Medicina y ocupar el cargo de director del Instituto de Fisiología, a cuyo frente estuvo hasta 1943. Con el firme propósito de promover las investigaciones en materia fisiológica fundó en 1920 la Sociedad Argentina de Biología, y tres años después recibió el Premio Nacional de Ciencias por sus profundos estudios sobre los extractos hipofisarios.

Persecuciones políticas
 En la década del treinta Houssay siguió adelante con sus experiencias, incrementando el conocimiento de las enfermedades sanguíneas y determinando el rol de la hipófisis en los procesos metabólicos de los carbohidratos. Eso llevó al Instituto de Fisiología a ser considerado uno de los organismos de investigación más importantes del mundo, hecho que puso a la Argentina a la altura de las principales potencias del orbe internacional. En 1943, logró establecer que la insulina retardaba la formación de glucógeno en el hígado y promovía el consumo de la glucosa por el músculo pero esas investigaciones se vieron entorpecidas por la persecución política de la que fue objeto por parte del gobierno surgido el 4 de junio de 1943, que lo dejó cesante en su cátedra. Recién pudo regresar en 1945, cuando se decretó una amnistía para todos los profesores separados de sus cargos.

 Pese a todo, los problemas para Houssay recién comenzaban porque en 1946 el gobierno del general Perón lo jubiló forzosamente y lo expulsó de la Universidad.

 La arbitraria medida, impulsada por mentes mediocres y resentidas, motivó que decenas de ofrecimientos llegaran desde el exterior a los que Houssay rechazó, manteniéndose firme en cuanto a permanecer en el país, soportando esa suerte de “exilio interno”, como lo llamaba. Y así se dedicó a criticar abiertamente las arbitrariedades del régimen, pero alentando siempre a los profesionales médicos a seguir trabajando. “Con Perón, sin Perón y a pesar de Perón, hay que seguir trabajando, siempre, sin desmayar”. Sería repuesto en sus cargos en 1955, por el gobierno de la Revolución Libertadora.

Premio Nobel
 Conociendo su intenso trabajo y sus brillantes logros, científicos extranjeros que visitaran oportunamente el país, propusieron su nombre para el máximo galardón internacional: el Premio Nobel, en 1947.

 Los méritos del Dr. Houssay eran sobrados. Trabajando intensamente en su laboratorio había logrado mejorar considerablemente a perros enfermos cuando les extirpaba la hipófisis, cuyos cuadros se agravaban cuando les inyectaba una hormona producida por ella. Esos estudios permitieron establecer el rol que juega la glándula en el metabolismo de los carbohidratos y en la diabetes, base de futuras investigaciones a nivel mundial.

 En octubre de 1947 la Real Academia Sueca de Estocolmo anunció que el Dr. Bernardo 
Alberto Houssay había ganado el Premio Nobel en Fisiología y Medicina, por su descubrimiento de que la anterohipófisis regulaba tanto el crecimiento como el metabolismo de los hidratos de carbono. También se supo que el galardón era compartido con el matrimonio Carl F. Cory y Gerthy Theresa Radnitz, por sus investigaciones sobre los cambios de la glucosa.

 La noticia repercutió en todo el ámbito nacional y produjo gran júbilo y satisfacción. Los argentinos recordaban con orgullo que una década atrás otro compatriota había obtenido el mismo premio en el rubro de la Paz, por su intermediación en el conflicto entre Bolivia y Paraguay (Ver Cruzada N° 28).

Notable discurso
 Al momento de recibir el premio de manos del rey de Suecia, el Dr. Houssay pronunció un discurso memorable. Dijo en sus párrafos más salientes: Altezas Reales; Excelencias; Señoras y Señores: Mi más rendida gratitud porque Suecia honra hoy generosamente en mi persona a los que en la lejana América Latina están consagrados con fiel y abnegada devoción al cultivo de la investigación científica.

 Aunque alejados por larga distancia, los pueblos sueco y argentino están unidos por los mismos ideales de amor a la paz, por el culto a la libertad, la resistencia a la opresión y por el respeto a la dignidad del hombre.

 Admiramos a Suecia como uno de los ejemplos más altos de la civilización y como un país que ha logrado grandes realizaciones sociales auténticas.

 Este pueblo de hombres fuertes, laboriosos, justos y honrados, nos muestra el ejemplo admirable de un adelanto continuo, basado a la vez en el amor a una noble tradición histórica y en una aptitud superior para rejuvenecerse y perfeccionarse incesantemente.

 Estamos todos unidos por un mismo propósito de honrar la paz noble, bienhechora y fecunda y para ello procuramos aumentar los conocimientos humanos que elevan y purifican el espíritu, son fuente de bienestar y sirven de base a nuestra civilización basada en la justicia y en la solidaridad de todos los hombres.

 Por la voz modesta de uno de sus hijos, mi patria está hoy presente y con ella las naciones hermanas de la América latina, para agradecer esta distinción tan grande que es una honra para todos los que trabajan en íntima asociación para desarrollar su cultura científica.
Ese fue el Dr. Bernardo Houssay, ejemplo de una Argentina honorable que queremos recuperar.

✒ | Revista Cruzada. 

1.4.14

La libreta de racionamiento en Cuba


 Cada familia cubana tiene una. Nadie se escapa. Fue creada por Fidel Castro el 12 de julio de 1963 en medio de la crisis por el desabastecimiento de los primeros años del “socialismo” en Cuba. Desde entonces, ha regulado la venta de alimentos a precios subsidiados en las llamadas “bodegas” (almacenes destinados únicamente a la comercialización de productos racionados).
 En sus inicios, la libreta de racionamiento era bastante extensa. Alcanzaba para comer sin grandes apuros. En ella se incluían leche fresca, embutidos, turrones de Navidad, “carne de res”, refrescos, cerveza para bodas y cumpleaños, pescado, café… Contaba además con una tarjeta gemela que racionaba la ropa y los productos no comestibles.
 Todo duró mientras la Unión Soviética existió. La economía cubana dependía de las “generosidades” del bloque socialista, y no había incentivos para el desarrollo de la industria nacional.
 En la década del 90, con la caída del muro de Berlín, Cuba vivió lo que se conoce como “opción cero”. No había comida, combustible, la generación de electricidad era extremadamente irregular, las fábricas paralizadas, la producción nacional insuficiente…; y como consecuencia, el racionamiento fue más severo.
 Hoy, a un precio acorde al salario medio (20 dólares al mes), la libreta de racionamiento le permite comprar una vez al mes a cada persona:
– 5 huevos– 5 libras de arroz– ½ libra de aceite– 1 paquete de café mezclado con chícharo tostado (1/4 de libra)– 3 libras de azúcar blanca– 1 libra de azúcar morena– ½ libra de frijoles– 1 Kg de sal cada 6 meses– 1 caja de fósforos (cerillos)– 1 libra de pollo al mes– ¾ de libra de “pollo por pescado” (se eliminó el pescado y lo sustituyen con pollo)
 “Ahorrando bastante comida, lo que compro con la libreta me dura como máximo 10 días” Comentaba Jesús García, pensionado de 75 años sin otro ingreso económico.
 El pan también es racionado y a cada persona le corresponde un pan diario de 80 gramos. Las mujeres de 10 a 55 años deben cada año inscribirse en el “censo de íntimas” para poder comprar 10 toallas sanitarias al mes. Los padres con niños sólo pueden comprar leche mientras los pequeños sean menores de 7 años.
 La libreta se regula por zona. A cada cubano, en dependencia de su localidad, le corresponde una bodega única donde comprar. Si lleva la libreta a otra bodega simplemente no le despachan ninguna mercancía. En ella se anota con tinta cuando se recibe un determinado producto y se deberá esperar al mes siguiente para volverlo a recibir.
 Paralelamente, el Estado cuenta con supermercados TRD (Tiendas de Recaudación de Divisas). Aquí se pueden encontrar generalmente casi todos los productos mencionados y muchos más, pero su venta es en pesos convertibles (moneda que se obtiene al cambiar dólares, euros, libras esterlinas, etc; equivalente aproximadamente a 1 USD). El precio de venta al público de cada producto tiene adicionado un 240% de impuesto sobre el valor de importación. La realidad es que en estas tiendas “no racionadas” solamente pueden comprar los extranjeros o los cubanos que reciben dinero desde el exterior. El cubano asalariado tendría que reunir 2 salarios íntegros mensuales para comprarse 800 gramos de queso o casi 3 salarios para comprar 1Kg de carne de res.
 El Estado cubano es un monopolio de importaciones. Todas las bodegas, supermercados y almacenes de productos alimenticios son 100% estatales. En 1968 expropiaron absolutamente todos los negocios de este contexto. Ellos regulan el precio, la distribución y la cantidad.
 Productos básicos como el agua, la leche, la carne, el papel higiénico, el cepillo dental… son de venta exclusiva en TRD, por lo que el acceso a ellos es bastante limitado debido a los precios elevados, los bajos salarios y la devaluación del peso cubano al cambiarlo en divisa para poder comprar.
 Como alternativa, existe el gran mercado negro: es un mercado que se abastece del “robo al Estado” y de importaciones ilegales y que se extiende de casa en casa, de bolsa en bolsa…
 “Mi esposo trabaja en un hotel. Todos los días él trae filetes de carne y al día siguiente los vendo en la calle a 2 dólares cada uno” Me explicaba Teresa.
 Sin embargo, el mercado negro, de manera similar a las tiendas en divisa, sólo está a la mano de cubanos que tengan una entrada de dinero no oficial.
 Hoy, muchos cubanos recuerdan el dilema que tenían hace 50 años, debían decidir si comprar un calzoncillo, un grifo de agua o una batería para linterna; de elegir uno no podían comprarse el otro. Hoy el dilema consiste en cómo conseguir que 5 huevos alcancen para todo un mes.
 La libreta de racionamiento permite que no exista la desnutrición, pues algo de comida se puede comprar a un precio asequible; pero está muy lejos de ser una herramienta eficaz para garantizar la buena alimentación. Por eso el cubano lleva siempre consigo una bolsa vacía, y no pierde la oportunidad cuando encuentra algo para echarle. Esta situación “conviene”. Cuando el día entero se está pensando en qué comerán tus hijos por noche, difícilmente habrá tiempo para pensar en derechos, democracia y libertades.
✒ Yusnaby Pérez | Yusmaby Post  | Martes 1 de abril de 2014.
http://yusnaby.com/yusnaby-perez-la-librera-de-racionamiento-en-cuba