30.9.14

Muestra fotográfica sobre Malvinas del fotógrafo Juan Travnik


MALVINAS
RETRATOS Y PAISAJES DE GUERRA

JUAN TRAVNIK

Inaguración 14 de octubre, 19 hs
hasta el viernes 7 de noviembre de 2014
Lunes a viernes de 16 a 19:30 hs
Asociación Agentes de Propaganda Médica
Av. Córdoba 2939, Buenos Aires

Reseña de la obra
(Extracto de Graciela Speranza en el prologo del libro de Juan Travnik, Malvinas, retratos y paisajes de guerra).



"Es probable que a la hora de imaginar la experiencia inenarrable de la guerra, los argentinos recordemos alguna escena de un clásico bélico de Hollywood o alguna imagen televisiva de las últimas grandes ofensivas del ejército norteamericano. La guerra es para nosotros la Gran Guerra, Vietnam, el Golfo, Bosnia, Afganistán, Irak, casi nunca la guerra de Malvinas, la única guerra argentina del siglo pasado. Salvo para quienes estuvieron ahí, frente a las tropas británicas en el campo de batalla, Malvinas es una guerra sin imágenes ni relatos. En la memoria errática de los argentinos quedan la escenografía profusa de un nacionalismo trasnochado y unos comunicados lacónicos, insuflados por los primeros compases de una marcha militar. Tras un manto de neblina no las hemos de olvidar. Con el tiempo, en todo caso, el recuerdo incómodo de una paradoja histórica: el último capítulo vergonzante de la dictadura militar y, al mismo tiempo, el prólogo de la esperada vuelta a la democracia. Por desidia o por vergüenza, por fastidio o mala conciencia, fuimos olvidando que por detrás del saldo político inmediato estaba la experiencia material y descarnada de la guerra.

 
Después de la rendición y el regreso de las tropas, tras un manto de neblina quedaron los sobrevivientes, congelados en uno de los tantos clisé con los que se clausuró el relato de la derrota: los chicos de la guerra.
No sorprende que hayamos olvidado a los soldados de Malvinas. Las imágenes fueron deliberadamente escamoteadas a un lado y al otro del Atlántico. Del lado argentino, la improvisación, la precariedad, la inhumación de las huellas de la derrota, despojaron a la guerra de la materialidad insustituible de la fotografía, en su faz doble de documento objetivo de lo real y testimonio personal, perspectivado, de quien registra la imagen.
El único fotógrafo argentino que estaba en las islas por azar y tomó las fotos del 2 de abril de 1982 que recorrieron el mundo fue muy pronto devuelto al continente. El gobierno británico, a su vez, solo permitió el acceso a dos fotógrafos y apenas tres despachos fotográficos llegaron a Londres antes de mayo. Ese vacío inicial derivó en un blanco de consecuencias mas perdurables.

Frente al blanco de la memoria histórica, la primera tarea casi literal de la serie es muy sencilla: desnaturalizar los colectivos de rigor (excombatientes, veteranos, chicos de la guerra) y restaurar la presencia física-individual y particularizada- de los ex soldados.
Travnik elige el primer plano y el retrato; si el registro documental ha sido escamoteado, borra los fondos y restituye solo los cuerpos de los soldados. A diferencia de otros relatos de Malvinas que cierran con respuestas categóricas los interrogantes que dejó el conflicto armado, la serie nos dice muy poco de sus retratados y nos provoca en cambio con preguntas para las que no ofrece respuestas. ¿Dónde vivían estos hombres cuando fueron convocados? ¿A dónde fueron destinados? ¿Qué edad tenían? ¿Cuánto tiempo pasaron en las islas? ¿Cómo sobrevivieron? ¿Qué experiencias los marcaron? Frente a la galería completa, las preguntas pueden ser mas insidiosas. ¿Por que la mayoría tiene la tez oscura?
¿Es la primera vez que alguien los fotografía? ¿Cómo ganaron las medallas?

Los paisajes fotografiados se suceden con la misma austeridad lacónica de los retratos, pero la aridez del terreno y la vacuidad de una naturaleza hostil cargan de ironía dramática el enfrentamiento armado y vuelven todavía mas trágica la inmolación de vidas humanas. Nunca antes se vio un vacío tan poblado de fantasmas.

Porque lo que cuenta, en suma, es lo que la reunión de rostros y paisajes, imposible hoy salvo en el arco de la obra, no dice y obliga a preguntarse. ¿Qué quedó de la experiencia real de Malvinas? ¿Qué aprendimos de las atrocidades de la guerra? Creo ver en las fotos algo que Travnik no da pero espera, confiado en los poderes del arte. Frente a ellos estamos nosotros interpelados por esas miradas, un nosotros en el que cabe todo aquel que no conoce la experiencia de la guerra y ni siquiera se atreve a imaginarla".


Juan Travnik recibió por este ensayo la Beca otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Fundation en el periodo 2006/2007
 
Nacido en Buenos Aires en 1950 comenzó sus estudios de fotografía en 1966 y desde 1970 desarrolla su obra personal. Se desempeño como fotoperiodista y fotografo publicitario. Ha desplegado a lo largo de los años una amplia labor docente. Dictó talleres y conferencias en la Argentina, Venezuela, Brasil, Uruguay, Chile, España, Perú, Mexico y EE. UU. Es miembro fundador del Consejo Argentino de Fotografía. A partir de 1998 dirige La FotoGaleria del Teatro San Martin y en 2001 crea y conduce el Espacio Fotografico del Teatro de la Ribera, ambos en Buenos Aires. A partir de 1999 es miembro de la Fundacion Luz Austral organizadora de los Encuentros Abiertos-Festival de la Luz. Participó en numerosos encuentros y festivales internacionales. Es también ensayista y curador independiente,

16.9.14

¿Quiénes son los mapuches?




 ¿Quiénes son los mapuches? ¿Qué diferencia hay entre los mapuches, los tehuelches y los ranqueles? ¿Es cierto que los mapuches fueron pobladores originarios del territorio argentino, y por lo tanto deberíamos devolverles sus tierras, así como los ingleses deberían devolvernos las Malvinas?


 Intentaremos responder a estas preguntas con un vistazo rápido al pensamiento de Rodolfo Casamiquela, antropólogo y paleontólogo argentino nacido en Ingeniero Jacobacci (Río Negro, 1932) y fallecido en 2008. Es célebre por su descubrimiento del Pisanosaurus Mertii y sus estudios sobre antropología de La Pampa y la Patagonia.



 "Los pueblos originarios: el poblamiento indígena de la Patagonia es todavía tan impreciso como la propia región. Hoy no queda un solo tehuelche puro: la lengua tehuelche del norte se extinguió en 1960 y queda una decena de hablantes de la lengua sureña. Unos 250.000 parlantes de araucano en Chile y 20.000 en la Argentina, seguramente todos ellos mestizos de blanco e indio.



 "Los tehuelches como unidad somática mostraban rasgos de alta estatura y gran corpulencia -que precisamente alimentaron el mito de los "gigantes patagones"- más la morfología y robustez del cráneo, dolicocéfalo: o sea alargado, como en todos los biotipos antiguos de América. Con ellos, los antropólogos físicos clásicos distinguieron la ´raza Patagónica o Pámpida’".

 Casamiquela, frecuentemente escrachado por activistas mapuches, afirma que ellos no tienen interés en la cultura indigenista, sino que son más bien "piqueteros". Siempre luchó por salvar del olvido la lengua del pueblo tehuelche. Esto le preocupaba más que los escraches. "Si se definen como mapuches, son chilenos, y si son chilenos, no tienen derecho sobre la tierra argentina".

 "Empecé a estudiar esto a los 14 años. Me fui a Buenos Aires y un día, en la Biblioteca Nacional, empecé a leer mapuche, sin saber que en mi pueblo (Ingeniero Jacobacci) la mitad de los chicos hablaba esa lengua, porque entonces ellos ocultaban su origen. Ni los maestros lo sabían. Entonces, cuando volví, fue una grata sorpresa descubrir que los peones que enfardaban la lana en una casa comercial, donde trabajaba mi padre, eran de origen indígena. Con ellos pasé un verano fantástico, porque empecé a anotar las primeras cosas sobre su idioma. A los 16 años, siempre acompañado por los indígenas, ya estaba haciendo el primer museo referido a su historia.

 "He conocido a cientos de indígenas y a todos los hablantes de tehuelche de la Patagonia. Aprendí que primero vino el mundo tehuelche paleolítico, muy antiguo. Los antepasados de sus antepasados se remontan a 10 mil ó 12 mil años y evolucionaron en la Patagonia. Mucho después de la llegada de los españoles, alrededor del 1600, el caballo permite que los tehuelches copen todo el ámbito pampeano y Neuquén. Al mismo tiempo empieza la mapuchización. Existen grandes diferencias entre unos y otros.

 "Los gigantes patagones no son una fantasía, sino los tehuelches reales, que alcanzaban casi los dos metros de altura y una corpulencia de 150 kilos, de tez oscura y ojos asiáticos, que vivían de la caza y se vestían con pieles. Los araucanos o mapuches, en cambio, son una gente de raza mediana, cultivadores al modo andino, que tenían casas de madera y paja y trabajaban en forma maravillosa el tejido y la platería; ellos tenían una trayectoria cultural superior, que los tehuelches imitaron.

 "Con la llegada de la religión y la onomástica se va produciendo una transformación en la lengua. Los caciques tehuelches, en el norte de la Patagonia, empezaron a hablar mapuche. Pero las mujeres siguieron hablando tehuelche. Incluso algunas familias saltaron del tehuelche al castellano, sin pasar por el mapuche. Hubo un sincretismo religioso y lo tehuelche se mapuchizó. Pero el mapuche, como pueblo. estaba del otro lado de la Cordillera: en Chile.

 "Hoy hay descendientes vivos de grandes caciques tehuelches. Sólo son algunas familias, los otros son descendientes de mapuches. Los Catriel, los Cual, los Curiñanco. Los Ñanco, por ejemplo, son descendientes de Sacamata, uno de los caciques más serios del norte de la Patagonia, nacido entre 1870 y 1880. Uno de mis maestros fue quien salvó la lengua tehuelche, ya que era el último que la hablaba. Se llamaba José María Cual, que en tehuelche quiere decir cuello. Él murió en 1960, a los 90 años. Cuando lo conocí, yo era un muchacho y él estaba ciego. Durante muchos años nos dedicamos a la lengua tehuelche y por él quiero rendirle el mayor homenaje a este pueblo, descendiente de los habitantes más antiguos de América.

 "Un día juré rendir tributo a esta nación única, salvando lo que se pudiera. Estoy solo en esto. Los descendientes no estudian a sus antepasados, porque eso significaría leer a los blancos y hay una especie de rechazo, una negación, que es como hacerse trampa en el solitario de la vida. No se puede avanzar. Entonces soy un maestro ciruela, vale decir un científico, que dice la historia como la cuenta la antropología. No hago concesiones de tipo demagógico. Por ello, si digo que acá no había ningún mapuche en 1865 y que recién llegaron en 1890, digo lo que es la historia, no lo invento. Sólo que otros callan. Entonces soy el malo.

 "Pero los que me escrachan no son indigenistas en el sentido cultural, sino piqueteros. Son políticos.

 "Todo esto es un pretexto. Hay que pensar qué buscan. Si se definen como mapuches son chilenos, y si son chilenos no tienen derecho sobre la tierra de la Argentina. Esta es la clave. Entonces, como yo explico que son chilenos, vengo a ser el enemigo. Cualquier chileno sabe que los mapuches son de Chile. Los líderes también lo saben. La juventud, no. El 99 por ciento de los que se definen como mapuches son, en realidad, de origen tehuelche. Pero se han dado muchas confusiones por la lengua o el apellido. Así se va perdiendo la identidad.

 "Ocurre que la palabra mapuche es muy atractiva. Quiere decir gente de la tierra. Si se usa como símbolo es correcto. Yo también soy gente de la tierra. En 1960, como un homenaje, el Primer Congreso del Área Araucana Argentina propuso que a los araucanos se les dijera mapuches, como en Chile.

 "¿Pueblos originarios? En 1816 no había mapuches en Argentina. Los primeros se radican en la Pampa en 1820. En 1890, al sur del Limay y el Negro, los primeros pobladores de origen chileno fueron los mapuches y los chilotes. Hay que distinguir muy sutilmente en todo este asunto.

 "La pérdida de identidad es terrible. Los nietos de mis maestros, que sabían lo que eran, hoy se creen todos mapuches. Es decir, el abuelo era tehuelche puro, pero el nieto es mapuche. Entonces, la Patagonia perdió su identidad. Esta es tierra de aluviones, porque todos los días llega gente desde otros lugares".

 Las afirmaciones de Casamiquela han sido simplificadas para su mejor comprensión. Pero así pensó hasta el fin. El toldo portátil -acotamos- es una creación del nomadismo plasmada por la fusión de mapuches y tehuelches. Otras denominaciones históricas como pampas o serranos corresponden a una localización geográfica. Por lo demás, los tehuelches no llamaban así a su propia etnia, sino gunnuna-kena o aoniken: el nombre que le daban los araucanos quedó en la historia, como aquello de "puel-ches". Gente del Este...¡Vista desde Chile!


Fuentes: El Chubut / Azkintuwe Noticias/ Los Mastuatos."Patagonie, une tempete imaginaire".


✒ Rolando Hanglin* | La Nación | Martes 16 de septiembre de 2014.
http://www.lanacion.com.ar/1727466-historia-mapuche


Rolando Hanglin nació en 1946 en Ramos Mejía. Desciende de dos familias antiguas de lo que antes era un pueblo de la Provincia. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Cursó Estudios de Antropología Asiática de la Universidad de El Salvador. Ejerce el periodismo desde hace 45 años. Fue director y jefe de redacción de revistas como "Para Tí", "Goles" y "Satiricón", desempeñándose como columnista de "Gente", "El Gráfico" y muchas otras. Desde 1978 trabaja en radio. Tras 23 años en Radio Continental, conduce su propio espacio por Radio 10 a partir de enero de 2007. Publicó siete libros, el más conocido de los cuales fue "El Hipie Viejo". Tiene tres hijos, estuvo casado dos veces y vive en pareja con Marta Elena Ibáñez Vidal del Carril. 

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