14.3.14

“La Argentina desconoce la historia de las Malvinas”



 Lejos de analizar la puja por la soberanía, la periodista Natasha Niebieskikwiat refleja cómo son y sienten los kelpers. “En el país hay una imagen estereotipada de que son ingleses piratas”, sostiene. Por qué cambió la percepción sobre los argentinos en los últimos años.

 En 19 días, se habrán cumplido 32 años de que las tropas argentinas desembarcaran en las islas Malvinas y dieran inicio a un conflicto bélico que se extendería por 73 días y se cobraría la vida de más de 900 personas. En el marco de un nuevo aniversario de este triste episodio, y a un año de que el 99,8% de los isleños votaran a favor de seguir siendo un territorio de ultramar británico, la periodista Natasha Niebieskikwiat sorprendió al mercado editorial con una tapa osada y un título provocador: Kelpers. Ni ingleses ni argentinos. Cómo es la nación que crece frente a nuestras costas (Sudamericana).

 Lejos de analizar la puja por la soberanía, Niebieskikwiat se propone reflejar cómo son y qué sienten los casi 3.000 habitantes de las islas. Ni ingleses ni argertinos, como titula, los kelpers tienen una historia rica, en cuya población se funde la tradición británica, santahelénica y hasta chilena. “Maduré la idea de hacer este libro cuando me di cuenta de la magnitud de la ignorancia que hay, aquí, para con los isleños. Hay una imagen estereotipada y un gran desconocimiento de lo que les ocurre, de su historia, de dónde vienen. Se los considera ‘ingleses piratas’. Los veo como una comunidad que se comporta como un país. La Argentina, obviamente, rechaza esto. Pero tienen una fuerte identidad, más allá de lo británico”, sostiene.

 De hecho, el último censo (2012), dio cuenta de que el 59% de los residentes afirman sentirse ‘isleños de las Falklands’, independientemente de su lugar de nacimiento. “Los chilenos están por desplazar a los santahelenos como primera minoría. Las Malvinas siempre tuvieron un componente cosmopolita. Aunque, hasta 1982, los británicos las desconocían y la guerra las puso en el mapa”, comenta Niebieskikwiat, quien viajó en ocho oportunidades al archipiélago. “Esta gente era como una gran familia de colonos y está dejando de serlo, para unirse en foros de Internet, para estar cada vez más adentro”.

 “Las Malvinas tienen una historia riquísima que la Argentina desconoce, que tiene que ver con el pasado y con historias de navegantes. La Patagonia y las islas estaban integradas. Las islas ayudaron a la modernización del continente. Ushuaia fue fundada por un religioso inglés, que había fundado una colonia de aborígenes fueguimos en isla Keppel. El primer gobernador de Santa Cruz se casó con una kelper. ¿Qué pasó ahí? ¿Cuándo dejamos de oírnos?”, se pregunta.

 El primer viaje de Niebieskikwiat a Malvinas fue en 1996, plena luna de miel de las políticas de seducción implementadas durante el gobierno de Carlos Menem. “Todo era más rural, más virgen. La gente era más inocente. Los isleños tenían una predisposición que no tienen hoy”, observa. 


Desde su primer viaje al último, ¿cómo cambió la percepción que los isleños tienen sobre la Argentina?
- Entre 2009 y 2013, cambió mucho. Hay un cambio que tiene que ver con las amenazas de Cristina Kirchner de suspenderles los vuelos. Con eso, hubo enorme inquietud. Otro golpe para ellos fue cuando la Argentina logró que el Mercosur prohibiera la bandera kelper. Ahora, todo eso se está violando vía camuflaje y triangulación. Chile y Uruguay siguen prestándole atención a las Malvinas. Todo esto sigue ocurriendo con containers que se numeran de modo diferente. Si la Argentina hubiese conservado los acuerdos de comunicación de los ‘70, la historia habría sido otra.

Para la generación kelper post 1982, ¿en qué lugar queda la Argentina?
- La Argentina existe de manera sobredimensionada. Nos ven deformadamente. Muchos, con ignorancia. Los que conocen la Argentina y pasan por acá, adoptan una actitud diferente. Tienen entre miedo, odio y desconocimiento, más allá de los cariños que puedan aparecer, a raíz de la mezcla humana. Lo que ocurre, también, es que han empezado a diferenciar al pueblo de sus gobernantes. Entonces, marcan que una cosa es el Gobierno kirchnerista y otra, el pueblo que “está un poco adoctrinado desde la educación, desde que aprendemos a que las Malvinas sean argentinas”, eso es lo que dicen. 

¿Qué repercusión tuvo el hecho de que Cristina Fernández se haya referido a los habitantes de las islas como ‘ocupas’?
- Ha sido contraproducente porque los ha alejado, los ha enojado, los ha fastidiado y es gente es muy pero muy dura. Aguantan todo y viven de espaldas a la Argentina, en ese plano. Ahora bien, el libro trata de ir más allá de eso y no hablar de política. No propongo política exterior. Los acuerdos de comunicación en los '70 fueron muy buenos, o parecían serlo, pero duraron poco. Los isleños comenzaron a ganar confianza en la Argentina y eso funcionó. La guerra interrumpió todo. Tratarlos como ocupas, como usurpadores... No se negocia gritándole a tu enemigo. Además, se supone que si son argentinos, ellos no son tus enemigos. Eso no es una negociación.


Laura Mafud | Cronista | Viernes 14 de Marzo de 2014.

4.3.14

Falso héroe: El Che Guevara, un mito construido a partir de un estrepitoso fracaso

 
Este artículo del año 2004 nos descubre al verdadero Guevara, quién lejos de ser un héroe idealista es un asesino, en estos tiempos devenido en ícono contracultural por ciertos historiadores del revisionismo de izquierda. Un producto que lamentablemente consumen algunos jóvenes no bien informados.
 
 El 9 de octubre pasado se cumplieron 37 años [nota del blog 1],  del fusilamiento del Che Guevara, terrorista internacional, responsable del baño de sangre que asoló a Latinoamérica en las décadas del setenta y el ochenta.
 
Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle que tenga un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego…atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerle sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”.
 
 Estas palabras, tremendas por el contenido que encierran, no fueron proferidas por ningún líder del Hezbollah, del Hamas o de la Jijad Islámica ni por ningún fanático militante de Al Qaeda o la ETA. Fueron escritas y enviadas a la “Tricontinental”1 en el mes de mayo de 1967 por Ernesto “Che” Guevara, desde el corazón de la selva boliviana. Las mismas reflejan claramente el sentir y las intenciones de quien fuera, junto a Fidel Castro, el número uno de la Revolución Cubana. “Llevar la guerra…a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total”, es decir, matar en cualquier sitio de manera fría e indiscriminada.
 
 De haber pronunciado Hitler o Bin Laden la misma arenga, lloverían sobre ellos el más genuino rechazo y la justa condena de todo el orbe internacional, pero por el simple hecho de haber sido pronunciadas por Guevara, se las justifica y considera como “justa reivindicación” de la lucha de clases.
 
 Quien llegó a afirmar e incluso poner en práctica el plan de crear “…dos, tres varios Vietams” 2 no dudaba en incentivar a sus seguidores a asesinar inocentes, fueran ellos hombres, mujeres o niños, en cualquier lugar y a cualquier hora. La historia de los pueblos de América a partir de la década del sesenta, habla por sí sola al respecto. Porque queda claro que quien exhorta a llevar la guerra a los hogares, a los sitios de esparcimiento o a los lugares de educación, está hablando de crímenes contra la humanidad; contra la población desprevenida e inocente.
 
 Y así lo hizo: el Che Guevara, profeta del odio y engendro del mal fue inspirador y responsable de la guerra subversiva que bandas terroristas desencadenaron en la Argentina en la década del setenta abriendo una herida que muchos se empeñan en mantener abierta.
 
Sangrienta represión en Cuba: 4000 muertos
 El Che Guevara era un hombre culto e instruido, perteneciente a la más rancia estirpe rioplatense. Por eso el crimen de sus palabras es mayor aún.
 
 Había nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928, en el seno de una familia patricia entre cuyos ascendientes figuran virreyes, conquistadores, guerreros de la Independencia, gobernantes y fundadores. Incluso, por algunas de sus ramas, se remontaba a lo más conspicuo de la nobleza hispana, como las casas de los Ladrón de Guevara y los Calderón de la Barca.
 
 El Che Guevara fue transformado en un mito internacional cuando, después de unirse a las fuerzas que Fidel Castro preparaba en México para iniciar la revolución en Cuba (1956), asumió el mando de la principal columna revolucionaria y descendió de las sierras para capturar Santa Clara (1 de enero de 1958), después de intensos combates. Desde ese importante punto de la geografía cubana, el ejército del Che avanzó sobre La Habana, ciudad en la que entró triunfante al día siguiente junto a Fidel Castro, Ramón Castro, Camilo Cienfuegos y otros líderes del movimiento. Personalmente dirigió el proceso contra los representantes del régimen depuesto, condenando a muerte a cerca de 4000 personas.
 
 A partir de entonces, Guevara se transformó en un individuo temible, dueño de un poder ilimitado, tan poderoso como el mismo Castro. Nucleó en su persona los cargos más elevados de la nación: presidente del Banco Central, ministro de Industria, comandante de las milicias populares (fuerzas armadas de la isla) y embajador e ideólogo de la Revolución triunfante. Desde ese lugar organizó y dirigió todos los movimientos subversivos que habrían de ensangrentar al continente, adiestrando en las tácticas de la guerrilla y de la muerte que él mismo ideó y expuso claramente en su libro “La guerra de guerrillas”, a combatientes de todos los rincones de la Tierra.
 
 Venezuela, Colombia, Perú y Centroamérica sufrirían en carne propia ese accionar violento que tuvo su origen en la Cuba comunista. 
 
 Cuando la Crisis de los Misiles en 1962, el mundo estuvo a escasos minutos del holocausto nuclear, holocausto que el Che intentó desencadenar proponiendo a Castro apoderarse de los misiles rusos para lanzarlos sobre puntos neurálgicos de los EE.UU.
 
Fracaso de la guerrilla atizada en las selvas de Salta
 El Che Guevara no dudó en lanzar una invasión sobre su tierra de nacimiento. En octubre de 1963, una columna guevarista proveniente del sudeste boliviano, penetró en territorio salteño por las comarcas de Tartagal e inició operaciones al mando de su comandante, el ex periodista argentino Jorge Masetti, fundador de la agencia de noticias cubana “Prensa Latina” y el capitán cubano “Hermes” Peña, miembro de la guardia personal del Che.
 
 En momentos en que esta expedición invadía el territorio de Salta, no había “tiranos” ni “opresores” sometiendo al país: gobernaba la Argentina el Dr. Arturo Humberto Illia como presidente constitucional. Esta prueba de la verdadera política expansionista de la revolución comunista molesta a los personeros de la izquierda que intentan, sin conseguirlo, mil excusas para justificarla.
 
 El periodista francés Pierre Kalfon es claro en su libro “Che. Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo” al decir “No cabe duda que fue el Che quien incitó a Masetti a optar por la lucha armada en Argentina, porque siempre acarició el proyecto de ver allí una revolución análoga a la que tan bien hizo Fidel Castro en Cuba” y cuando más adelante agrega: “Masetti, zambullido en su sueño de combate…dirige al nuevo presidente electo [Illia] una carta abierta de tono inflamado en la que le exige que dimita. Firma ‘Comandante Segundo’, no tanto para referirse al comandante ‘primero’, Ernesto Guevara, autor intelectual de la operación…sino por identificación simbólica con un personaje de gaucho… Don Segundo Sombra”3.
 
 La patética guerrilla, suerte de preludio a la que el Che en persona comandaría en 1967, deambuló errante por el nordeste salteño sin encontrar apoyo, víveres y mucho menos, a quien combatir. Su comandante Masetti, totalmente frustrado, se la tomó con sus propios cuadros ordenando fusilamientos sin ninguna razón de ser (uno de ellos el de un joven de 20 años que quiso desertar y otro, el de un adolescente de 19, por manifestar cansancio y debilidad). Recién en 1964 dos guerrilleros se toparon con una patrulla de gendarmería que recorría el sector. En la refriega que tuvo lugar, el cubano Hermes abatió a un soldado y los gendarmes, reaccionando con rapidez, los abatieron. Para entonces, tres de los cuadros de Masetti habían muerto de inanición, otros tantos se rindieron a la gendarmería, el cubano Alberto Castellano, chofer del Che en La Habana, logró evadirse haciéndose pasar por peruano y Masetti, completamente demente, se internó en las selvas de Yuto y desapareció para siempre devorado por las alimañas.
 
En el Congo, combate sin éxito
 El Che, encabezando un centenar de guerrilleros cubanos, partió hacia el Congo a poco de llegar de Praga, después de dar la vuelta al mundo como embajador de la revolución (1965). Su plan era derrocar al líder local Mobutu, apoyando a las fuerzas rebeldes del general Kabila. Permanecería en el lugar cerca de nueve meses, operando en la región selvática oriental próxima al lago Tanganika (por donde había ingresado), combatiendo sin éxito a las tropas gubernamentales e incluso a mercenarios belgas y sudafricanos. Abandonó el África en el más completo fracaso, regresando a Cuba decidido a organizar su incursión boliviana.
Sin apoyo alguno, termina sus días en Bolivia
 Lo que sigue es bien conocido. A fines de 1966 el Che llegó al teatro de operaciones, internándose en territorio de Camiri, Vallegrande y Ñancahuazu, al frente de una veintena de cubanos y cuarenta efectivos bolivianos. No encontró ningún apoyo, ni del Partido Comunista local ni de los obreros ni del campesinado, al que pensaba cautivar con su propuesta guerrillera. Obtendría algunos triunfos iniciales sobre las poco entrenadas fuerzas de Bolivia hasta que la VIII División de Ejército al mando del coronel Joaquín Zenteno Anaya y el cuerpo de comandos “Rangers”, al mando del capitán Gary Prado, se lanzaron tras sus pasos y lo emboscaron.
 
 La primera en sucumbir fue la columna de “Joaquín” en la que marchaba la única mujer, la guerrillera argentina Tamara Haydée Bunke Bider, una comunista fanática, dispuesta a todo, nacida en Buenos Aires el 19 de noviembre de 1937. El pelotón de Ejército, al mando del capitán Mario Vargas, emboscó a la fuerza invasora en Vado del Yeso, cuando cruzaba lentamente el Río Grande, cerca de su intercesión con el Masicuri, aniquilándola completamente (31 de agosto de 1967).
 
 Fue un golpe tremendo para la guerrilla. Allí el Che debió haber abandonado territorio boliviano pero enceguecido por su torpeza y herido en el amor propio, se empeñó en el suicidio, conduciendo a la muerte a sus seguidores. El 8 de octubre su columna penetró en el desfiladero de Yuro donde los “Rangers” del capitán Prado dieron cuenta de ella en un combate feroz. Los pocos sobrevivientes, entre ellos el mismo Che, herido en una pierna, fueron conducidos a aldea de La Higuera para ser fusilados en el interior de su pequeña escuela el día 9.
 
 Habían llegado para invadir una nación soberana y no habiendo encontrado apoyo ni de su población ni de sus dirigentes de izquierda (que se lo negaron), perecieron en su ley.
 
Enemigo de la Fe
 El Che Guevara fue mensajero de la destrucción y enemigo de la Fe católica porque al intentar propagar por el mundo el flagelo del comunismo ateo, en abierta contradicción con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, pretendió instaurar un régimen intrínsecamente perverso en naciones nacidas bajo el influjo sagrado de la Civilización Cristiana.
 
 Como expresa la “Oración a Nuestra Señora de Fátima”, escrita por el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, el régimen comunista niega todos los mandamientos de la Ley de Dios: incita a los hombres a la blasfemia y crea obstáculos para entorpecer la normal y pacífica celebración del culto, en detrimento de los tres primeros Mandamientos (“Amar a Dios por sobre todas las cosas”; “No tomar su santo nombre en vano” y “Guardar los domingos y fiestas de precepto”); socava el “Honrar padre y madre”, al intentar destruir los vínculos filiales entre padres e hijos, entregando su educación al Estado; combate el “No pecar contra la castidad” y el “No desear la mujer del prójimo” al negar el valor de la virginidad y promover el amor libre; ignora la sagrada enseñanza de “No robar” y “No codiciar los bienes ajenos”, al desconocer la propiedad privada y su importante función social; hace caso omiso del “No matar”, al emplear la guerra y la conquista como medio de su expansión ideológica, al tiempo en que promueve crímenes y revoluciones en todo el mundo, y se mofa del “No levantar falsos testimonios”, dado que dos de sus principales herramientas han sido siempre la mentira y el engaño, utilizados sistemáticamente como armas de propaganda.
Por eso es necesario alzar nuestras oraciones para rogar a la Madre de Dios:
“Haz, ¡Señora!, que, cerrando resueltamente las puertas de la infiltración comunista, nuestra Patria y todos los pueblos del Occidente cristiano puedan contribuir para que se acerque el día de la gloriosa victoria que predijiste en Fátima con estas palabras tan llenas de esperanza y dulzura: Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.
NOTAS
1. “Tricontinental. La Voz Impresa del Tercer Mundo”, La Habana, Cuba. Abril de 1967
2. Idem.
3. Kalfon, Pierre, “El Che. Un mito de nuestro tiempo”. Editorial
✒ | Reconquista y Defensa.
 
[nota del blog 1] este artículo fue publicado en el año 2004. En octubre del 2014 se cumplen 47 años.