27.10.15

Exposing the real Che Guevara and the useful idiots who idolize him


 El libro no sólo se preocupa por la vida pública de Ernesto Guevara, sino que también profundiza en su vida privada para contrastar la versión que lo presenta como un despreocupado por las riquezas terrenales. Permanentemente, Fontova nos recuerda de la crueldad y el ansia de sangre y muerte del Che Guevara utilizando como fuentes sus propias declaraciones y escritos. La evidencia es elocuente. Los datos y testimonios del libro por momentos ponen la piel de gallina al lector. Sin embargo, este genocida latinoamericano sigue siendo idolatrado por miles y miles de jóvenes, intelectuales, periodistas y hasta políticos.


 Buscar desenmascarar un mito es indudablemente una tarea ardua. Si encima se trata de quien adorna las remeras, brazos, colgantes, bolsos y demás accesorios de buena parte de la juventud del mundo, el desafío se hace casi imposible. Por supuesto, se trata de Ernesto “Che” Guevara, el inmortalizado mito guerrillero, a quien la prensa mundial y hasta Hollywood se han deleitado describiendo y mostrando como un joven rebelde, en permanente lucha por sus ideales.

 Este es el gran desafío que se propone Humberto Fontova, autor de varios libros sobre el tema y una de las víctimas de las atrocidades realizadas por el Che Guevara y sus socios cubanos, ya que a los siete años de edad tuvo que huir raudamente del país con su madre y hermano sin saber si su padre sería o no fusilado por el argentino que entonces capitaneaba las ejecuciones en la cárcel La Cabaña. Así, intentando despegarse de toda carga emocional, Fontova realiza una minuciosa investigación sobre el Che Guevara, suministrando datos bien documentados y testimonios de quienes en uno u otro momento de sus vidas compartieron un tiempo con el mítico guerrillero.

 Con gran sencillez y una impecable rigurosidad, Fontova comienza describiendo la llegada del Che Guevara a Nueva York para dar su famoso discurso ante la Asamblea General de la ONU en 1964. Aunque tal como documenta el autor, esto era sólo una máscara para ayudar a coordinar la voladura de la Estatua de la Libertad, atentado afortunadamente frustrado por el FBI.

 Durante todo el libro, Fontova se centra en la actitud de roqueros como Santana y Rage Against the Machine, o estrellas de Hollywood como Johnny Deep, Robert Redford y Angelina Jolie que llevan en sus atuendos o en sus pieles el marketinero rostro inmortalizado por Korda. Por este motivo, dedica gran parte del libro a demostrar las crueldades del Che para con todo rebelde, en fin, con quien pretendiera romper las reglas impuestas por él. Incluso el nieto de quien fuera idolatrado por sus biógrafos, Jon Lee Anderson y Jorge Castañeda, Canek Sánchez Guevara, ahora exiliado en México, tomó la decisión de abandonar el sistema creado por su abuelo por considerar que “el régimen demanda sumisión y obediencia… el régimen persigue a hippies, homosexuales, libre pensadores, y poetas… Utilizan un sistema constante de vigilancia, control y represión”.

 El libro está repleto de anécdotas y detalles no muy conocidos, no sólo del Che Guevara, sino también del régimen que Fidel Castro dominó con mano férrea durante casi cincuenta años y ahora su hermano pretende extender en una suerte de dinastía. Así también, detalla la persecución específica recibida por homosexuales por parte del gobierno cubano desde mediados de la década del 60 con las Unidades Militares de Ayuda de Producción (UMAP). Se trataba de campos de concentración y trabajo forzado para homosexuales y otros “elementos antisociales” cuyo lema era “El trabajo los hará hombres” frase que recuerda al cartel de Auschwitz “El trabajo los hará libres”.

 El libro no sólo se preocupa por la vida pública de Ernesto Guevara, sino que también profundiza en su vida privada para contrastar la versión que lo presenta como un despreocupado por las riquezas terrenales. De todas las propiedades confiscadas por el régimen en 1959, el Che eligió como morada la más lujosa de la isla, perteneciente al, hasta entonces, constructor más importante del país, una mansión con puerto de yates, una enorme pileta de natación, siete baños, sauna y hasta un enorme televisor con lo que en esa época era poco conocido incluso en Estados Unidos: un control remoto. En este sentido también profundiza sobre la ambición de Guevara e incluso pone en duda con documentos concretos, su supuesto título de médico.

 En otro apartado el libro alcanza momentos hilarantes al relatar los “conocimientos” del Che sobre la guerra de guerrillas y su rol, tanto en Sierra Maestra como en el Congo y en Bolivia, donde éste se entrega con la famosa frase: “¡no disparen! Valgo más vivo que muerto” (como si esto fuera distinto para quienes él fusiló…). Aparentemente el Che se entrega gustoso no sólo creyendo que no lo iban a matar, sino viendo que ésa era su mejor salida, ya que estaba perdido, con hambre y bastante solo (sin apoyo popular) en medio de la selva boliviana. De hecho, en el único enfrentamiento en el que el Che tuvo éxito, según el autor, fue cuando tuvo lugar la invasión de Bahía de los Cochinos, momento en el cual el argentino vio su oportunidad de lucirse y se dirigió con un buen batallón al lugar opuesto de la isla donde la CIA había preparado un señuelo.

 Permanentemente, Fontova nos recuerda de la crueldad y el ansia de sangre y muerte del Che Guevara utilizando como fuentes sus propias declaraciones y escritos. “Si los misiles se hubiesen quedado en Cuba los habríamos utilizado contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluyendo Nueva York. Nunca debemos establecer una coexistencia pacífica. ¡Debemos caminar el camino de la victoria incluso si cuesta millones de víctimas atómicas!” declararía el argentino alLondon Daily Worker . Fue este supuesto Jesús contemporáneo quien afirmó “un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivada por puro odio”. Esto sumado a su famosa declaración en Montevideo en 1964: “Claro que fusilamos. Y continuaremos fusilando cuanto sea necesario”. Según estimaciones, hasta 1970, el número de fusilamientos alcanzaba los 1400 en el “paraíso tropical”.

 Por este motivo, Fontova dedica un capítulo a una de las aparentes pasiones del Che: los fusilamientos. De esta forma, explica cómo el argentino idolatrado entonces por la revista Times y el New York Times, se convirtió en una “efectiva y violenta máquina de matar”. Es aquí donde el libro toma su lado más doloroso y relata historias realmente dignas de una película de terror sádico. Cuenta cómo este supuesto héroe mandó a fusilar a personas ante la impotente mirada de sus padres, esposas y familiares en general, deleitándose en el acto. A tal punto llegaba su sadismo, que el argentino eligió, en La Cabaña, la oficina que mejor vista tenía al paredón donde se realizaban los fusilamientos.

 Pero no todo es crítico. Fontova relata los éxitos del Che Guevara como Ministro de Economía. Ya que fue con la gran ayuda de este argentino que Cuba logró convertir a la sangre humana en un commodity para venderla a Vietnam del Norte. Todo esto está incluso documentado por la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.

 La evidencia es elocuente. Los datos y testimonios del libro por momentos ponen la piel de gallina al lector. Sin embargo, este genocida latinoamericano sigue siendo idolatrado por miles y miles de jóvenes, intelectuales, periodistas y hasta políticos. ¿Por qué esta idolatría si los datos son tan concretos, si se sabe que asesinó a sangre fría a tanta gente y se quedó con las ganas de acribillar a tantos más? El libro también responde esta pregunta con una anécdota en la cual el cubano americano Henry Gómez caminaba por la calle luciendo su remera casera con la frase “El Che está muerto – acéptenlo”. Justo entonces, se cruza con el guitarrista Carlos Santana quien le dice que eso no es cierto porque “el Che vive en nuestros corazones”. Por supuesto, este joven cubano le comenzó a dar datos respecto del odio y la crueldad de este personaje como así también los sufrimientos por los que han pasado los cubanos por casi medio siglo, a lo cual el roquero le contesta: “Te estás aferrando demasiado a los hechos”.

 Es así, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero quien esté dispuesto a abrir sus ojos y aferrarse a los datos concretos, en lugar de las fábulas imaginarias de hagiógrafos del Che y adoradores del régimen castrista que prefieren vivir en Estados Unidos, aquí tienen el libro indicado. Contundente, ameno, pero a la vez crudo y fundamentalmente basado en datos concretos.

Hernán Alberro es Director de Programas del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) www.cadal.org


✒ Hernán Alberro* | Análisis Latino  | 31 de octubre de 2007.
http://www.analisislatino.com/notas.asp?id=2142 

* Acerca del autor
Hernán Alberro
Licenciado en Periodismo en 2002 (Universidad del Salvador) y Maestrando en Administración y Políticas Públicas (Universidad de San Andrés). Realizó seminarios en Foundation for Economic Education (FEE) en Nueva York, en The Institute for Humane Studies y en National Endwoment for Democracy en Washington D.C. sobre temas referentes a la libertad y administración de think tanks. Fue Coordinador de Programas de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre (2000-2002). Trabajó como periodista económico en Internet Global Solutions (2001-2002) y en Total News (1998 y 2000). Fue Profesor de Comunicación Social y Metodología del Instituto Secundario Toratenu (2001). Trabajó como director de cuentas y análisis de contenidos en SCi, Sistemas de Comunicación Interna (1999-2001). Como traductor ha publicado varios trabajos dentro de las organizaciones en las que se desempeñó, destacándose la traducción de La Rebelión de Atlas de Ayn Rand (Grito Sagrado, Buenos Aires: 2003).
Twitter: @halberro

20.10.15

El mito Guevara


 La pala­bra mito, de raíz griega, tiene varias acep­cio­nes en el dic­cio­na­rio; una de ellas es: “Per­sona o cosa a la que se le atri­bu­yen cua­li­da­des o exce­len­cias que no tie­nen, o bien, una reali­dad de la que care­cen”. Rodrigo Borja, en su Enci­clo­pe­dia Polí­tica nos dice que “en los pue­blos moder­nos se ha for­jado tam­bién una suerte de mito­lo­gía polí­tica. El mito, en defi­ni­tiva, tiene ele­men­tos extraí­dos de la reali­dad y de la fan­ta­sía”. La fic­ción y la his­to­ria se entre­mez­clan para dar a cier­tos indi­vi­duos y a sus actos, una ima­gen agran­dada, por fac­to­res sen­ti­men­ta­les o ideológicos.

 Todas estas refle­xio­nes con­cep­tua­les se me vie­nen a la mente al medi­tar sobre la trans­mu­ta­ción que, con el paso de los años, ha expe­ri­men­tado la ima­gen del gue­rri­llero argen­tino Ernesto “Che” Gue­vara. Cuando este hom­bre murió en las sel­vas de Boli­via, luego de una embos­cada que le ten­dió el Ejér­cito boli­viano, ase­so­rado por la CIA, las úni­cas lágri­mas derra­ma­das por su triste muerte pro­vi­nie­ron de los sec­to­res de ultra­iz­quierda, obse­sio­na­dos con la toma del poder por la vio­len­cia, quie­nes vie­ron con frus­tra­ción la desa­pa­ri­ción de su ada­lid en esa lucha. A nadie se le ocu­rrió que había muerto un már­tir de vida ejem­plar; un modelo de con­ducta para los seres huma­nos. Pero, con el correr de los años y la falaz repe­ti­ción de una his­to­ria dis­tor­sio­nada por bió­gra­fos e inte­lec­tua­les mar­xis­tas, comenzó el pro­ceso de miti­fi­ca­ción del per­so­naje. La foto del gue­rri­llero con boina se con­vir­tió en un recurso estra­té­gico de mar­ke­ting polí­tico e ideo­ló­gico; y, des­pués de más de 40 años de su muerte, los jóve­nes, en su gran mayo­ría des­co­no­ce­do­res de la his­to­ria, pien­san que el “Che” Gue­vara fue un idea­lista obse­sio­nado con nobles metas, un lucha­dor por la jus­ti­cia, un pala­dín al que hay que venerar.

 Nada de eso. Gue­vara ase­sinó con cruel­dad a mucha gente. En una orgía de san­gre, en la famosa pri­sión de la Cabaña, fusiló, sin jui­cio pre­vio, a cen­te­na­res de pri­sio­ne­ros. Se citan por dece­nas sus pre­di­cas de odio e inci­ta­ción al cri­men como recurso nor­mal en la lucha de cla­ses. Jamás se puede jus­ti­fi­car arre­ba­tar la vida a los seres huma­nos en nom­bre de la jus­ti­cia, en la igual­dad de los hom­bres y otros nobles fines. Cuando a Octa­vio Paz se le pre­guntó por qué no se había adhe­rido a la revo­lu­ción, uti­lizó en su con­tes­ta­ción el mismo argu­mento que esgri­mió Cha­teu­briand hace dos siglos, quien, cuando se le inqui­rió por qué no par­ti­cipó en la revo­lu­ción fran­cesa, mani­festó que tuvo la inten­ción de abra­zarla, pero cuando vio una cabeza humana cla­vada en una pica, dio un paso atrás, pues jamás podía admi­tir que se ase­si­nara en nom­bre de la libertad.

✒ Enrique Valle Andrade | Diario Hoy, Ecuador  | Miércoles 29 de febrero de 2012.

9.10.15

"No disparen! Soy el Che!"

 
El 9 de octubre es el aniversario del día que "el héroe de la guerrilla" dijo: "¡Por favor no disparen, no me maten! Soy el Che y valgo más vivo que muerto!"
     
Según muchos testigos, las víctimas del Che se comportaron de manera muy diferente en su último día de vida cuando gritaban: "Viva Cuba Libre o  Viva Cristo Rey!"

 Carlos Machado tenía 15 años en 1963 cuando las balas destrozaron su cuerpo. Su hermano gemelo y su padre se derrumbaron junto a Carlos en la misma descarga. Sus sentencias de muertes fueron firmadas por el Che.
     
 En la Nochebuena de 1961 Juana Díaz había sido encontrada culpable de alimentar clandestinamente a los "bandidos" del Escambray y fue fusilada.
 Estaba embarazada de seis meses. Su sentencia de muerte fue firmada por el Che.
     
 Tradicionalmente, de los miembros del pelotón de fusilamiento, hay uno o dos con balas de salva. Menos en Cuba donde todos llevan munición de verdad.  Y ha habido casos en que las víctimas han sido ultimadas por un pelotón de fusilamiento que portaban ametralladoras, como cuando ametrallaron en la Finca La Campana a mi primo el Comandante Porfirio Ramírez, a Plinio Prieto, Sinesio Walsh y otros.
 
  Según el grupo de derechos humanos Freedom House un total de 500.000 personas ha pasado por los campos de prisioneros de Castro. Coincidiendo con la invasión de Bahía de Cochinos, encarcelaron a más de 150,000 personas. 
 
 "Loco de ira se mancha de rojo mi rifle, mientras que asesina a todo enemigo que cae en mis manos! Mi nariz se dilata saboreando el olor acre de la pólvora y la sangre. Con la muerte de mis enemigos me preparo para la lucha sagrada y unirme el proletariado triunfante con un aullido bestial!". Esto es de la famosa obra sobre el Che "Diarios de Motocicleta", realizado en una película por Robert Redford. Parece que el Sr. Redford omite este pasaje de su película. 
     
 En el combate real sus imbecilidades desafían creencias. El guerrillero más famoso del siglo, de hecho, nunca había peleado en nada que se puede describir adecuadamente como una guerra de guerrillas. Cuando finalmente comenzó a dar una muestra pequeña en Bolivia, fue rápidamente derrotado.  Y del tren blindado en la batalla de Santa Clara hay pruebas y testigos presenciales que indican que dicho tren fue comprado a su jefe, el Coronel Florentino Rosell, por el Che, con dinero proveniente de tributos aplicados de manera forzosa en zonas ya “liberadas.”
 
 "Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria", declaró  el principal verdugo de la Revolución Cubana, el Che Guevara. "Estos procedimientos son un arcaico detalle burgués. Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro".
       
 Dicho Che firmó más de 400 sentencias de muerte durante el primer mes de la Revolución Cubana. El periodista cubano Luis Ortega, que conoció al Che en 1954, en su libro "Yo Soy El Che Guevara”, documenta que El Che envió 1.897 hombres al pelotón de fusilamiento en las mazmorras de la fortaleza habanera de La Cabaña.  En su libro "Che Guevara: Una Biografía" Daniel James escribe que el Che mismo admitió haber ordenado "varios miles" de ejecuciones durante los primeros años del régimen de Castro. 
     
 Su patético lloriqueo en su último día de vida: "Por favor, no disparen!" Soy el Che! "Yo valgo más vivo que muerto!" demuestra que este desgraciado asesino no estaba en condiciones de enfrentar su muerte tan gallardamente como sus víctimas. Testigos presenciales, evocan el episodio de su muerte como algo repugnante, pues su olor era extremadamente fétido y sin estar muerto, apestaba  a eses fecales, a cadáver, lloraba arrodillado, pidiendo clemencia y llorando, cosa que él nunca tuvo con sus prisioneros en la Fortaleza de la Cabaña. 
 
  El nueve de octubre de 1967 el periodista británico Richard Gott, del diario The Guardian, reconoció el cadáver del Che Guevara, asesinado unas horas antes por el sargento Mario Terán en la escuela de La Higuera, en Bolivia. Gary Prado, el militar que capturó al Che en la Quebrada del Yuro, declaró al Journal do Brasil que éste le había dicho antes de morir que había sido abandonado por Castro. 
 
 Para las nuevas generaciones que poco se han ocupado de estudiar la historia contemporánea —pero que lucen orgullosas la estampa del Che en sus camisetas— quizá sea inconcebible el hecho de que la campaña del Che fracasó por la falta de apoyo del Partido Comunista de Bolivia y por el desinterés de Castro, quien obedeció las consignas de la Unión Soviética y cortó el apoyo a su antiguo camarada. 
     
 En los primeros días de la revolución, las ejecuciones sumarias establecieron una “cultura del miedo” que rápidamente elimino la mayoría de la resistencia. En las décadas que siguieron, las condiciones carcelarias inhumanas que a menudo conduce a la muerte, torturas y privaciones indecibles han sido suficientes para mantener a los cubanos intimidados.
 
 Archivo Cuba estima que más de 6,000 cubanos han muerto en frente de los pelotones de fusilamiento y otros 1.200 en "asesinatos extrajudiciales". Che Guevara fue un verdugo alegre en la infame Fortaleza de La Cabaña en 1959 cuando, bajo sus órdenes, casi 2,000 cubanos fueron fusilados. Los menores no se salvaron. Ni las mujeres tampoco. De los 94 menores de edad y mujeres, cuyas muertes han sido documentadas por Cuba Archive, 42 murieron por un pelotón de fusilamiento y 38 en asesinatos extrajudiciales.
 
 Es verdad. La fotografía casual del Che, obra del fotógrafo de modas Alberto Díaz Korda, se ha convertido en la imagen más reproducida de la historia. Qué  paradoja más irónica: la imagen misma de la libertad, el orgullo, la templanza revolucionaria, es la de un cruel idealista, un fanático estalinista, un macho homofóbico, racista y vanidoso enamorado de sí mismo y asesino hasta más no poder.
 
 En La Cabaña el Che solía mandar a los reos al paredón de fusilamiento escribiendo esta nota: "Dale aspirina". En Bolivia le dieron una dosis de su propia “aspirina.” 
     
http://cubaarchive..org/home/index.php?option=com_content&task=view&id=38&Itemid=95  Este site documenta muchos de los muertos víctimas de este “héroe” de la revolución.
 
✒ Juan Denoriega Balaez* | Infobae  | Domingo 19 de abril de 2015.
* El autor es historiador, investigador social y profesor universitario. Reside en Miami.
http://www.neoliberalismo.com/soy-che.htm

1.10.15

Ciertamente, todo socialista es un dictador disfrazado

 Venezuela padece desde hace 16 años los estragos del
socialismo que promovió Hugo Chávez Frías. (
LaTercera.com)

 El pasado 29 de septiembre, se celebraron los 134 años del nacimiento de Ludwig von Mises. Aunque este representante de la tercera generación de economistas de la Escuela Austríaca de Economía murió el 10 de octubre de 1973, su legado sigue vigente hoy más que nunca.


 Se le reconoce como uno de los exponentes más visibles del siglo XX de la Escuela Austríaca de Economía, pero su pensamiento y legado va más allá de la economía. De hecho, bajo este título se inicia toda una corriente impulsada por Mises. Sin embargo, no todos los intelectuales de la Escuela Austríaca de Economía son austríacos, y no todos se limitaron al campo de la Economía.

 Este es el caso de Mises, quien luchó contra el socialismo, y en su obra, bajo este nombre expuso científicamente su imposibilidad.

 Si bien Mises luchó contra el socialismo desde sus obras, las aulas de clases, o en su lucha por la independencia de Austria (relatado en Autobiografía de un liberal), los venezolanos podemos decir hoy en día que sus denuncias y tesis están plenamente confirmadas, pues más que vivirlas, las padecemos.

 Recordemos brevemente los últimos días que acabamos de vivir —o sobrevivir— los venezolanos.

Ataque a los medios
 Como un incidente más en la larga cadena de ataques por parte del Estado a la libertad de expresión, ahora se suma lo ocurrido con el periodista César Miguel Rondón, uno de los más críticos de este régimen, quien recibió una “comunicación” —no un acto administrativo formal, que es lo que corresponde a un ente como este— de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Conatel) para recriminarle su supuesta tibieza en la entrevista efectuada al alcalde de la ciudad de Cúcuta, Colombia, Donamaris Ramírez, quien criticó fuertemente la decisión del Gobierno de Venezuela de cerrar la frontera común desde agosto.

Ni Colombia en sus peores momentos en la década de los 80
 A pesar de la promoción del Gobierno de los efectos de la Ley Desarme, el domingo pasado, seis funcionarios de la Policía Municipal de Baruta y cuatro ciudadanos resultaron heridos tras un ataque con “granadas” en horas de la madrugada.

El dólar superó la barrera de los 800 bolívares
 Cuando Chávez llegó al poder, el tipo de cambio estaba en Bs. 0,5 por dólar; hoy la tasa paralela llegó a 816 Bs. por dólar.

 A comienzos de 2015 el precio de la moneda estadounidense estaba en Bs. 173,24 por dólar, y desde entonces ha subido 400%.

 Para que tengan una idea del proceso inflacionario que vivimos los venezolanos, tomen en cuenta que con un billete de Bs. 100, el de más alta denominación, solo se puede comprar 9,4% de lo que se podía comprar con ese mismo billete en el año 2007.

 Como sabemos, las medidas que más directamente inciden en este desmedido aumento son el control de cambio y el control de precios. Y de esto está al tanto el Gobierno, tanto es así que el Banco Central de Venezuela tiene meses sin publicar el Índice de Precios al Consumidor.

 Ahora bien, en cada uno de estos sucesos vemos materializadas las advertencias de Mises, en su libro El Socialismo, al señalar que:

 "La comunidad socialista es una gran asociación autoritaria, en la cual se ordena y se obedece. Se trata de explicar esta noción por medio de las palabras ‘economía planificada’ y ‘supresión de la anarquía en la producción’. Se puede comparar la comunidad socialista con un ejército, en lo que se refiere a su estructura interna. Por otra parte, cierto número de socialistas se complacen en emplear la frase ‘ejército de trabajo’. Todo en la comunidad socialista, al igual que en un ejército, está sujeto a las disposiciones que toma la dirección superior”.

 Desde el año 2003, este Gobierno tiene la intención de planificar la economía, al instaurar el control de cambio y el control de precios; aplicar una política sistemática de desconocimiento de la propiedad privada; consolidar el Estado propietario; y destruir el aparato productivo del sector privado.

 Al comprometerse los derechos y libertades económicas, se comprometen el resto de las libertades civiles y políticas, como vimos claramente con el caso de César Miguel Rondón, en el que se evidencia una clara transgresión de la libertad de expresión.

 Y esto último era inevitable, si recordamos lo que nos decía Mises, que la corrupción es un mal propio de todo Gobierno que no está controlado por la opinión pública.

 En Venezuela, cada día es más difícil el control de la actuación del Estado por parte de la opinión pública, si se arremete contra la poca prensa imparcial e independiente cuando se critica una determinada actuación.

 Frente a estos acontecimientos de los últimos tiempos, nuestro dictador no se presenta tan disfrazado y lo que nos queda es tener siempre presente la máxima personal de Mises: “no cedas ante el mal…”.

 Esto es lo que pretendemos hacer desde Cedice, con más de 30 años en esta labor; y desde el incipiente Instituto Ludwig von Mises Venezuela.

✒ Andrea Rondón García* | PanAm Post  | 1 de octubre de 2015.
*Andrea Rondón García es doctora en Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Es directora del Comité de Derecho de Propiedad de Cedice Libertad y directora académica del Instituto Ludwig von Mises Venezuela. Rondón se desempeña además como profesora de la Universidad Católica Andrés Bello. Síguela en @arondon75.
http://linkis.com/es.panampost.com/gui/4u5Zt