21.4.17

Che Guevara: ¿héroe o asesino?

Un hombre lleva una camiseta con el retrato de Ernesto "Che"
Guevara en San José el 1 de mayo de 2011.
(RODRIGO ARANGUA / AFP / Imágenes Getty)
 “El ojo por ojo dejaría a todo el mundo ciego”. Estas son las palabras de Mahatma Gandhi.

 “La oscuridad no puede expulsar la oscuridad; sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar el odio; sólo el amor puede hacerlo”. Estas son las palabras de Martin Luther King Jr.

 Sus nombres evocan las imágenes de líderes de la historia que invocan el cambio a través de lo que ellos llaman “Militancia Pacífica”. Sin embargo, sus palabras definen lo que residía en sus corazones; palabras que movieron a otros a la acción con un resultado pacífico deseado. La historia atestigua los fructíferos resultados de esos métodos civilizados de protesta contra la injusticia y la corrupción. Estos hombres son bien recordados por ello y pueden ser considerados héroes de la historia.

 “¡Loco de furia mancharé mi rifle con el rojo mientras asesino a cualquier enemigo que caiga en mis manos! Mis fosas nasales se dilatan mientras saboreo el acre olor de la pólvora y la sangre. ¡Con la muerte de mis enemigos, preparo a mi ser para la lucha sagrada y me uno al proletariado triunfante con un aullido bestial!”, estas son las palabras de Ernesto Che Guevara, las cuales escribió en su famoso ensayo y su efecto es muy diferente a lo que mencionamos en el párrafo anterior.

 Ante éxitos de la cultura pop, y símbolos como “Diarios de Motocicleta” y las camisetas del Che, muchos todavía se preguntarán si la gente recordará al hombre por lo que realmente era y cuáles fueron sus métodos de cambio.

 Algunos lo recuerdan como un líder latinoamericano similar a los líderes de derechos civiles de la historia. Otros que vivieron la Revolución Cubana, el encarcelamiento y presenciaron las ejecuciones han contado una historia bastante diferente.

 Entonces, ¿qué imágenes evoca el nombre Ernesto Che Guevara en la mente de la gente? ¿Es un gran líder del pasado? ¿Hizo un impacto positivo en la condición humana? ¿Qué sabemos realmente de Ernesto Che Guevara? Cuando se les preguntó, muchos se sorprenden por lo poco que realmente saben acerca de él.

 Aunque se afirma que es un médico de su país natal Argentina, nunca se graduó de la escuela de medicina. De hecho abandonó su carrera para unirse a la revolución marxista en Cuba financiada por la Unión Soviética.

El presidente cubano, Manuel Urrutia, con los líderes rebeldes
Che Guevara y Camilo Cienfuegos, en 1959. (Dominio Público)
 A su llegada a Cuba, Fidel Castro era el líder reinante de la izquierda militante dispuesta a derrocar al régimen corrupto de Fulgencio Batista, el presidente número 17 de Cuba.

 Muchos de los primeros líderes de la Revolución Cubana se inclinaban a favor de un gobierno democrático, pero el Che y Castro eran partidarios bien conocidos del comunismo soviético. A medida que Castro ganaba más poder, los partidarios democráticos tuvieron menos influencia desapareciendo las posibilidades de un futuro proceso democrático.

 Después del derrocamiento del régimen de Batista en julio de 1959, el Che presidió los primeros pelotones de fusilamiento y estableció campos de trabajo en todo el país inspirados en los gulags soviéticos. Actuó como juez, jurado y verdugo de lo que se enorgullecía personalmente. Escribió en su ensayo:

 “Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, las pruebas judiciales son innecesarias… Estos son los procedimientos de la burguesía. ¡Esto es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivada por el puro odio. ¡Debemos crear la enseñanza del Muro!”.

 Invocar el Muro de Berlín construido por sus camaradas de Rusia era un testimonio del proceso de lidiar con los disidentes y de la eliminación de la oposición de la recién formada dictadura comunista cubana; y eliminarla fue lo que hicieron.

 A través de estos recién formados campos de trabajo, el Che ordenó la muerte de cientos de miles de cubanos indefensos, incluyendo mujeres y niños de tan sólo 14 años. Él personalmente ejecutó a un promedio de 180 personas, aunque algunos dicen que muchos más cayeron en sus propias manos. Un detalle especial en los campamentos fue designado para tratar con el “problema de los homosexuales” ya que también fueron encarcelados y a los periodistas no se les concedió libre expresión como se prometió.

 Después de la toma del gobierno, este recién formado régimen respaldado por los soviéticos creó un estado policial que encarceló a un mayor porcentaje de su gente que el del régimen de Joseph Stalin.

 Durante el gobierno de Kennedy en 1962, después de muchos debates sobre si los soviéticos tenían alguna implicación con la revolución cubana o el desarrollo de su gobierno, el primer ministro ruso Nikita Khrushchev trabajó con Castro para colocar misiles balísticos con armas nucleares en Cuba, poniendo fin a un debate y comenzando otro nuevo.

 Después de que Kennedy se reunió con los representantes soviéticos, el evento terminó sin guerra nuclear y los misiles fueron removidos. Sin embargo, el Che no estaba contento con el resultado y tanto él como Castro se sintieron traicionados por su hermano mayor soviético. El Che fue citado en el periódico socialista cubano The Daily Worker diciendo que “si los cohetes hubieran permanecido, los habríamos usado todos y los habríamos dirigido contra el corazón de Estados Unidos, incluyendo Nueva York”.

 En 1965, tras conseguir la supremacía de Castro en Cuba, el Che fue contratado por los rusos para difundir la expansión soviética ayudando y entrenando a los rebeldes en el África congoleña. Mientras estaba allí se sentía frustrado por la falta de progreso que la revolución había obtenido contra los “invasores europeos”. Especialmente decepcionante fue que su amor por la violencia no se pudo satisfacer. Expresó sus frustraciones diciendo:

 “Los negros, esos magníficos ejemplos de la raza africana que han conservado su pureza racial por falta de afinidad con el lavado, han visto su tierra invadida por otro tipo de esclavo: los portugueses …. El negro es indolente y fantasioso, gasta su dinero en frivolidades y bebidas; el europeo proviene de una tradición de trabajo y de ahorro que sigue a este lugar de América y los impulsa a salir adelante”.

 Cuando decidió dejar África y abandonar los esfuerzos de expansión soviética allí, más tarde habló en un programa radial con Louis Pons y declaró:

 “Vamos a hacer por los negros exactamente lo que los negros hicieron por la revolución. Lo cual quiero decir: nada”.

 Dos años más tarde, en 1967, el Che viajó a Bolivia para fomentar la revolución donde irónicamente ni un solo campesino se unió a él ni a la Revolución Soviética. También irónicamente, pronto encontró oídos que lo escucharon dentro de la clase media alta, y pronto lo siguieron en una rebelión de corta duración que asesinó a miles de bolivianos inocentes. Poco después la policía boliviana lo persiguió con la ayuda de la Inteligencia de Estados Unidos y lo capturaron.

 Sus captores declararon más tarde: “Era muy valiente cuando estaba en la Fortaleza de La Cabana asesinando a civiles inocentes, incluyendo a un niño de 14 años, pero parecía muy asustado después de ser capturado”.

 Al parecer, el Che rogó por su vida diciendo: “Yo soy mucho más valioso para ustedes vivo que muerto”.

 Aparentemente sus captores no estaban de acuerdo. Se le trató de la manera como el trató a innumerables personas, lo enviaron al pelotón de fusilamiento y lo ejecutaron.

 En una proyección en el festival de cine Sundance para la película “Diarios de motocicleta” basada en el libro del Che, la audiencia se levantó y aplaudió con entusiasmo. Algunos han preguntado si sabían lo que estaban aplaudiendo … ¿o a quién? Los que apoyan al Che en Hollywood y los círculos izquierdistas de la Academia afirman en respuesta que el Che Guevara era un libre pensador y un revolucionario idealista.

 Los partidarios también han afirmado que la revolución fue hace mucho tiempo y Cuba está mejor ahora.

 Sin embargo, al escribir esto, una tremenda lucha social está hirviendo en Cuba. Los disidentes liberales han exigido derechos humanos fundamentales a su líder comunista y en respuesta todos menos un líder fueron encarcelados.

 Entre los encarcelados se encuentra un importante periodista cubano condenado a 20 años de prisión. Él ha impulsado un nuevo tipo de revolución por parte de los cubanos que hacen campaña para establecer un sistema de bibliotecas independientes en todo el país, libre del control estatal. El país se enfrenta a una escasez de material informativo de lectura tras los centenares de quemas de libros llevadas a cabo por el Che después de la revolución. La represión totalitaria ha caído también en esta campaña.

 ¿Es este el “Pensamiento Libre” que los partidarios del Che tenían en mente? Para aquellos que usan con orgullo la foto icónica del Che en sus camisetas, se deben preguntar si es este el “idealismo” que habían previsto. ¿Es este el hombre que es reverenciado por los que optan idolatrarlo en el cine?

 La forma de comunismo del Che, la cual aprendió de sus mentores los soviéticos, colectivamente ha tomada la vida de más de 100 millones de personas durante el siglo pasado y sigue aumentando ya que el régimen comunista chino sigue con sus políticas. Eso es dos veces el total de muertos de la Segunda Guerra Mundial y 16 veces el número de muertos de los infames campos de la muerte nazi.

 Con una sed de sangre por la violencia y un odio manifiesto por la verdadera libertad y el proceso democrático, Ernesto Che Guevara claramente no tiene los ingredientes de líder en la historia para ser llamado héroe. ¿Fue un asesino? Él sólo es identificado como tal por su propias acciones y palabras … y no parece importarle. Verdaderamente, él fue una “máquina fría para asesinar”, que instó a otros a hacerlo.

 Algún día alguien hará una película para recordar a aquellos que han muerto a manos de la “Fría Máquina para Asesinar” del comunismo, y condenar a sus verdugos. Entonces … la historia real será conocida.

 Se estima que el comunismo ha matado al menos 100 millones de personas, no obstante sus crímenes no han sido recopilados y su ideología aún persiste. La Gran Época busca exponer la historia y creencias de este movimiento, que ha sido una fuente de tiranía y destrucción desde su surgimiento.

✒ Justin Stamm | La Gran Época | Vienes 21 de abril de 2017.

9.4.17

Dos reediciones oportunas

 

 En 1982, Andrew Graham-Yooll vino a Buenos Aires como enviado del diario londinense “The Guardian” y durante tres meses cubrió para los lectores ingleses el conflicto entre Argentina y Gran Bretaña en el Atlántico Sur. A 35 años del conflicto, Editorial Marea presenta una nueva edición de una recopilación de esos informes (“Buenos Aires, otoño 1982”), junto con “El inglés. Rosas visto por los británicos”: el retrato de un déspota, pero tal vez el único hombre que podía gobernar la Argentina en ese momento.

 Estos dos libros muestran puntos comunes y enlaces en el paradigma de la nacionalidad del autor: ni argentino ni británico, cuestión que remite a que ningún argentino puede renunciar a su nacionalidad pues la legislación no contempla semejante ejercicio de la libertad. Obligado a cargar con tal condena, sepa el lector preservarse del fervor triunfalista, también de todo fanatismo. Es que el efecto general de la lectura da por resultado una aproximación a la infamia en la formación de una fuerza bélica “nacional” así como a la coronación de la misma, un siglo y medio más tarde, en el fracaso de su consumación con una derrota inobjetable. Vale decir, nadie esquiva el destino que supo construir.

 Graham-Yooll utiliza documentos históricos, entrevistas de primera mano, semblanzas y recuerdos, resultados de su investigación y de la causalidad de la misma. De las cartas, documentos de época, artículos periodísticos e informes al Foreing Office británico, de Juan Manuel de Rosas se infiere que acaudillaba numerosa tropa mixta, integrada con nativos cooptados por el comercio (menos miserable que el hambre de la pampa) así como con gauchos de dudosa avería. Su dominio demostraba ser fruto más de la necesidad que de la función de un estado, originada aquélla en los intereses por la diversidad de usos del estuario del Río de la Plata: contrabando; refugio de indecentes políticos, delincuentes, desertores, mercenarios y oportunistas; piratería; comercio de toda estirpe y, finalmente, laboratorio de todo ello en ebullición. Asoma aquí, con cierto dejo de picardía involuntaria, la imagen de Garibaldi, recurrente en su participación durante el bloqueo anglo-francés del puerto de Buenos Aires. Los cronistas ingleses dibujan de él una efigie libertadora al servicio de los unitarios, cuasifundador de la marina uruguaya, como si un héroe mítico entrenara sus músculos aventureros para no perder la costumbre. Lejos de ello, triunfante Urquiza, obtendría de éste la patente de corso para seguir recaudando en beneficio de ambos. 

 De la documentación queda explícito el reclamo inglés por la vida de Dorrego, cuestión formal como para no entonar junto al coro sangriento de tanto salvajismo. También que la invasión de Malvinas ya era un reclamo rosista, pero más como elemento de presión formal que vindicación territorial concreta: nada indica que esas islas fueran viables para economía alguna. Es graciosa la demonización de Oribe, de Rosas, incluso la reformulación de Urquiza como nuevo hombre, cuando todos, y cada uno, tenían por ley degollar antes que hablar. El otro subrayado es que lo argentino no aparece aún, cuestión que reafirma la historia: será el genocidio paraguayo el punto de partida de la gran venganza interna y así colocar los cimientos de la gloria ilusa basada en una larga lista de traiciones.

 Y traicionados sí, fueron los soldados rasos argentinos destinados a las húmedas trincheras congeladas a la espera de un enemigo profesional y armado con la última tecnología de combate. Los reportajes en Buenos Aires, otoño 1982, como a dos ex soldados argentino-británicos confirman eso y mucho más. También que el ex gobernador de las islas ocupadas, Menéndez, pretendía igualar la represión interna indiscriminada con una verdadera guerra, luciendo impávido al emitir tan vil canallada. Los reportes de Graham-Yooll representan algo así como la contracara de la propaganda oficial durante la puesta en acto del Teatro de Operaciones Malvinas, dosificados con un somero análisis del contexto social, pero carecen de cierto anclaje en la verdadera resistencia contra la dictadura. Porque la sensación que transmiten estas crónicas es de cierta complacencia pública, general y total, sobre el tema de ir a la guerra. Y no fue así, ni mucho menos. El nacionalismo bélico no impregnó más allá de cierto fanatismo futbolero de cabotaje, que puede situarse en el consenso nacionalista con el que se recibió a la Junta de 1976. Por lo demás, la guerra era vista como un juego de pinzas de los genocidas, un último gesto de soberbia armada, pero con armas inútiles.

 El cronista, confinado con sus pares internacionales en Buenos Aires, no podía más que evaluar los trascendidos que se filtraban desde otros lugares o del mismo frente interno. El aparato de propaganda seguía los lineamientos del terror vigente, y el que no saltaba era inglés, o algo peor, digno de una desaparición forzada seguida de tortura y muerte. En sí, la tercera lectura que sobrevuela semejante frontera con el pasado no es benévola, y parafrasea a C.E. Feiling (otro argentino-británico notable), cuando interrogaba: ¿por qué vivimos el ocaso si nunca tuvimos esplendor? A lo que sigue: ¿cuánto daño histórico produjo el enjuto Ernesto Sabato (borgeanamente Sótano) al disfrazarse de Sartre con un traje improvisado? Hoy podemos pensar que la ironía habitaba el inconsciente improductivo argentino bajo la forma folklórica de Sólo le pido a Dios, guiño hacia este siglo plagado de 
mal gusto.

✒ Omar Genovese | Perfil | Domingo 9 de abril de 2017.
http://www.perfil.com/cultura/dos-reediciones-oportunas.phtml 

Buenos Aires, Otoño 1982 de Andrew Graham-Yooll
http://www.editorialmarea.com.ar/buenosaires.html