9.10.17

Un libro revela la presencia de gauchos argentinos en las Malvinas


 Llegaron en 1820 después de la ocupación española de las islas. Quedan rastros de los corrales que armaron y acuarelas de la época que muestra cómo vivían.

 Un libro de reciente aparición cuyo título es Gauchos de Malvinas ofrece desde el inicio una doble lectura: artística como política. Por empezar, porque su autor, el ambientalista Marcelo Beccaceci y autor de distintos libros sobre la Patagonia, encontró una colección de acuarelas que datan de mediados del 1800 y que muestran la vida de estos peones de campo que vivieron en el actual territorio continental argentino y en Uruguay. Pero por otra parte, como dijo Beccaceci a Clarín, porque el libro "rescata una parte de una historia que duró más de medio siglo y estaba olvidada o desconocida".

​ De hecho, pocos saben que muchos de esos gauchos terminaron viviendo como pordioseros, algunos muertos allí y en tumbas sin identificar, recordó Beccaceci.

 Aquellos gauchos de Malvinas que en el pasado se conocían como argentinos o uruguayos, y luego pasaron a ser "Spaniards", fueron conocidos después de la guerra de 1982 bajo el genérico de "sudamericanos" por una historia oficial que construyeron los isleños, reacios a cualquier reconocimiento de Argentina.

Uno de los ranchos que construían los gauchos aún se mantiene en pie.
 Su llegada se remota a 1820, durante la ocupación española del archipiélago. En el libro se pueden leer documentos, censos y transcripciones de listas de necesidades confeccionadas en la vieja colonia.

 Como una que data del 2 de febrero de 1824 con la expedición dirigida por Pablo Areguatí, a quien acompañaba Emilio Vernet, hermano de Luis -último gobernador que respondía a Buenos Aires- y que llevó a las islas en la goleta Rafaela y el bergantín Fenwick, 26 gauchos y cinco caballos. De otro documento de 1825 del propio Luis Vernet se desprende un contrato con varios gauchos que debían ser utilizados para "las matanzas de ganados vacuno y caballar", que el algún momento fueron "plaga". También debían cuidar la hacienda mansa, construir corrales -aún hoy en pie algunos de ellos- construir ranchos, y hacer lazos, cinchas, caronas. Todas palabras usadas por los isleños de origen británico, pero también hoy en extinción. 

Una de las acuarelas encontradas en el por Beccaceci que muestran
 la vida cotidiana de los gauchos en Malvinas.
 Entre las perlas de este libro se encuentran una serie de acuarelas sobre la vida cotidiana y aventuras de los gauchos hacia mediados del 1800 que retrató William Dale, hijo de Johh Pownall Dale, quien fue el primer gerente de la Falkland Islands Company. Beccaceci las encontró en los archivos británicos en Buenos Aires. En estas se aprecian interiores de la vida gaucha: la ronda del mate en los fogones, la pava, el porongo, la bombilla; y a ellos vestido con bombachas, chiripá, y el infaltable poncho. Las paredes tienen colgadas boleadoras, lazos, tientos. Cuelgan partes de res. Hay gauchos que usan el rojo federal. En los ambientes de estas acuarelas hay cuchillos, el candil con su vela y perros, sus compañeros.

 Hay escenas de gauchos lanzando boleadoras, enlazando el ganado y cortando la res para hacer un asado con cuero a la luz de la luna. Una de las etapas que aborda el libro es la de la empresa de Lafone. Hacia 1843, se ordena traer más gauchos de Montevideo.

 Y no faltan los problemas, como la famosa sublevación llevada a cabo por el gaucho Rivero, enraizada en la mala paga y el maltrato que recibía el gaucho y que el kirchnerismo buscó de manera polémica establecer como un ejercicio de soberanía, porque izó una bandera argentina tras haber asesinado a la patronal.

 El auge de la industria textil, la nueva colonización británica de Malvinas representó también la irrupción del ganado ovino en las islas, y con ello el ocaso de la razón del ser del gaucho argentino y uruguayo.


✒ Natasha Niebieskikwiat | Clarín | Lunes 9 de octubre de 2017.

Natasha Niebieskikwiat en Twitter @natashanieb

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